Los frijoles como leguminosas que son, tienen varios papeles muy importantes en la sustentabilidad. Son un componente muy importante en la rotación de las cosechas, requieren menos fertilizantes que otros cultivos y son una fuente de proteína para el ser humano que deja una huella de carbón en el ambiente muy baja.
Los frijoles tienen un impacto positivo en la calidad del suelo porque ayudan a fijar nitrógeno en él. Esto contribuye a obtener mejores rendimientos de cosecha en los cultivos posteriores. Pero esta no es la única razón, los frijoles tienen un impacto positivo directo en la calidad del suelo porque ayudan a alimentar microbios que benefician su salud.
El nitrógeno es el nutriente que más se utiliza en la producción de cosechas y el fertilizante de nitrógeno es manufacturado en base a gas natural. Pero los frijoles son una cosecha muy especial, ya que ellos absorben el nitrógeno que necesitan directamente del aire y a su vez fijan este nitrógeno en el suelo dejándolo disponible para futuros cultivos, reduciendo en uso de fertilizantes tanto en ellos mismos como en las cosechas posteriores, extendiendo sus beneficios ambientales en todo el ciclo de producción de alimentos.
Los frijoles son una fuente de proteína para el ser humano con un bajo impacto ambiental, tanto en emisiones de carbón como en el aprovechamiento del agua. Por ejemplo, para producir un kilo de carne de res, pollo y soya se necesita utilizar 18, 11 y 5 veces respectivamente más agua que para producir un kilo de frijoles.
Al igual que el agua, las emisiones de Co2 son considerablemente más bajas que las generadas en la creación de fuentes de proteína animal. Estudios revelan que un kilo de leguminosas genera solo 0.5Kg de CO2, mientras que 1 kilo de res produce 9.5Kg de Co2.
